Cuando el pequeño tiene un mal desarrollo psicomotor que incluye motricidad gruesa —caminar, correr, saltar—; motricidad fina —escribir, colorear, recortar—, o dificultades de aprendizaje o atencionales (no le gusta permanecer sentado, seguir instrucciones e incluso cepillarse los dientes), es recomendable buscar el apoyo necesario profesional para ayudarle a que pueda solucionar estas dificultades, explica Ana Fajardo de Hazboun, especialista en neuropsicología, de Mapaes (Madres y Padres de Niños con Necesidades Especiales).